Cueva del Santo
Cueva del Santo
Se trata de un modesto pero cuidadísimo templo, objeto de la devoción de todo el pueblo. Excavado en la roca, marca la tradición que fue en este punto donde San Millán de la Cogolla, durante cuarenta años, vivió su vida de oración y penitencia como devoto eremita. Con independencia de las motivaciones, el paseo hasta la ermita es un regalo para los sentidos, ya que discurre por bellos parajes dominados por hayas, acebos, arces y fresnos
Hoy es el punto de llegada de las rogativas y romerías que se celebran en memoria del Santo. Los devotos locales, y entre ellos Francisco Javier Peña Ureta, creen a pies juntillas que San Millán conserva el poder de realizar sanaciones.
Históricamente, la peregrinación que se celebra desde San Millán de la Cogolla la protagonizan únicamente hombres y así continúa siendo. Se instauró en los primeros años del siglo XVII como recuerdo de una misteriosa enfermedad que afectaba a las mujeres del valle. La comitiva penitencial se celebra cada tercer domingo de junio.
Entre las pequeñas tradiciones -o grandes creencias- se cree que cuando hay un problema de salud en casa hay que subir a estos parajes y coger una pequeña piedra para solicitar la intercesión del Santo.